Sunday, January 27, 2013

Espejito, espejito

 Lo que sucedía a la madrasta de Blancanieves, no es sino una reducción de lo que nos pasa a cada uno de nosotros: la necesidad de que una entidad externa atestigüe a nuestra conciencia que aun conservamos intactas las cualidades que sabemos podemos perder ya sea por el paso del tiempo, por el las inclemencias de la vida o por puro envejecer. La madrasta... hablaba con un espejo que al parecer no sabía mentir.
- Espejito, espejito, ¿quién es ahora la más bella?
- Sigue siendo Blancanieves, que ahora vive en el bosque.
Y me pregunto: ¿Cuál es mi espejo? ¿Es mi espejo, algo infalible y verdadero? ¿Son otros mi espejo? ¿Mi conciencia? ¿Qué hago cuando el espejo me dice la verdad?
Lo lindo de la fe, es que nos permite hallar socorro cuando la verdad nos sacude y nos desalienta. Lo lindo de estar vivos es que podemos volver a empezar.
Espejito, espejito dime la verdad...
Marcela A. Chaván ©.

Monday, December 31, 2012

2013

Luis A. Moyano Cruz puso hace poco en Facebook una foto en la que las metas de años anteriores se actualizaban para el presente (ver la foto abajo). Me pareció cómico y extremadamente real. En la foto en cuestión, las metas se ajustaban hacia abajo. Y eso me resultó trágico, revestido de un sarcasmo punzante, peligroso si se quiere, más allá del humor y la realidad a la que alude.
Me explico: Bien sabemos que la visión de vida se plantea como la aspiración a un ‘modelo’, como lo es el mapa a un territorio. Y en ese modelo hay cosas que nos salen como ‘en la foto’ y otras que no. Entonces, ¿Qué hacemos cuando existen brechas entre lo anhelado y lo logrado? ¿Nivelamos hacia abajo? ¿Nos burlamos de la meta? No. Definitiva y rotundamente no. Al contrario, es necesario mantener un norte, una orientación, una jerarquía de verdades a las que apelamos y aspiramos. No hablo de sostener ideales por capricho. Digo que mantengamos los ideales firmes como dirección de lo cotidiano y lo trascendente. El ideal es, en sí, inalcanzable, si no, no se llamaría ideal. Y por eso es importante recordar que el mapa no es el territorio y reconocer que su función es, nada más y nada menos, ayudarnos a recordar por dónde sale el sol. Nunca será territorio, pero su función orientadora sigue siendo válida y vigente, aunque tengamos días nublados y de tormenta. Un mapa, una brújula, se mantienen, se consultan, se usan, no se descartan.
Sostener ideales y mantenerlos no implica ingenuidad, sino sagacidad para reconocer que acarrean una tensión entre lo perfecto y lo perfectible. Una tensión que enriquece porque por un lado apunta hacia algo más y a la vez celebra lo obtenido, sin que eso signifique desconocer la oportunidad para el crecimiento y la superación. Somos reflejo del Dios altísimo, diseñados para la perfección, de ahí la necesidad intrínseca de crecer y mejorar. Y no sólo hablo de estándares de pareja, hijos, padres, empleo, educación o familia. También hablo de asuntos casi minúsculos que tendemos a ignorar y que van calando, erosionando aquellos valores que sostenemos o sostuvimos.
Por lo tanto para este 2013 presento a vuestra merced la idea de cambio más que la de prosperidad. Y sugiero el cambio por el poder de movilización y crecimiento que implica. Imagínate: crecer como nunca antes…renovarnos de un modo existencial… Cambiar no es fácil. Pero cerrarnos al cambio y peor,  nivelar para abajo sería recortarnos, autodestinarnos a la mediocridad. Mi deseo para vos, que es también para mí, es que podamos cambiar aquello que nos limita el despegue, el vuelo más alto o el planear tranquilos. Que podamos reinventarnos sin perder la esencia, y que podamos despojarnos de cargas y pesos que nos agravan el alma. Y que vivamos esperanzadoramente en paz, desde dentro hacia afuera. Muy feliz 2013. Dios nos bendiga.



Thursday, November 17, 2011

EL REENCUENTRO


Se me ha pedido en esta noche compartir algo que nos ponga la piel de gallina y nos haga llorar. Ante tal cometido, y reconociendo mis limitantes creo que lo mejor para provocar tal efecto será proponer la presidencia vitalicia de la actual presidente. No, mejor no; la política suele extrañamente  dividir a los humanos y acercar supuestos enemigos.
Gracias al equipo organizador, y a quienes no siendo parte de ningún equipo tomaron sobre si mismos la alegría de convocar, de sumar para este encuentro. En especial gracias a quienes jamás dudaron que aunque sea bajo un árbol, nos reuníamos.  Me gusta dar gracias a los anónimos y en virtud a ello nombro a Luis Moyano Cruz y Ana Carolina Mesías y tras ellos al ejercito de Celinas, Andreas, Cristinas, Melanies y Brianas que colaboraron para hacer esta cita posible…dejen ya de pensar, no hay ninguna Melanie o Briana en el grupo, solo quería saber si estaban atentos/as.

Para quienes están familiarizados con mis escritos; he dicho que este encuentro seria como sacar el alma al sol y Sras., señores y señoritas en esta noche no sé si lo sienten pero hay mucho sol presente.
También he hablado de días de arena y creo que todos entendemos lo que he querido decir con palabras un tanto evasivas a la hora de condensar décadas de vida. He querido decir que hemos pasado por lluvias y hemos cruzado desiertos. Nuestros pasos conocen días agotadores de sol, viento, frio, nieve. Conocemos llanuras, sombras, mares, valles  montañas y mar. Y hoy nuestros pasos convergen en esta cita. Bien ahí, como dicen los jóvenes ahora.
Los que me conocen saben que me gusta razonar mis conductas, y me he preguntado ¿por qué nos convocamos? ¿Por qué estamos esta noche acá? Y he tratado de pensar estas repuestas no desde mi perspectiva, sino desde nuestra perspectiva y he hallado entre el corazón, la fe y la razón las siguientes ideas que comparto.

En primer lugar nos juntamos porque sabemos que la vida es en definitiva una colección de experiencias y hay experiencias que vale la pena vivir. Es decir, estamos aquí de alguna manera empujados por la convicción de que lo que está sucediendo ahora mismo tiene valor en la construcción de nuestra propia historia.
La historia, había dicho la Sra. de Jerez, es la narración verídica y cronológica de los acontecimientos del pasado. Este concepto desafiado por la Sra. de Pérez en cuanto a la historicidad de lo histórico y a la veracidad de lo verídico,  hace que hoy pueda decir que este momento es historia porque nada más verdadero que poder mirarles a los ojos  saberlos aquí, en cuerpo y alma, y nada más cronológico que lo sincrónico que este acontecer tiene con nuestras vidas.  Y no sé si lo sientan pero hay mucho sol en este lugar… Y es que estamos no solo narrado historia esta noche, la estamos creando.

La construcción de nuestra propia historia es el recuento de victorias y derrotas. Hernandez dándole voz a Martin Fierro decía:
Junta esperencia en la vida/hasta pa dar y prestar/ quien la tiene que pasar/ entre sufrimiento y llanto; / porque nada enseña tanto/ como el sufrir y el llorar.
Viene el hombre ciego al mundo, cuartiándolo la esperanza, /y a poco andar ya lo alcanzan, las desgracias a empujones; / ¡la pucha, que trae liciones el tiempo con sus mudanzas!

Sufrir y llorar son experiencias inevitables en el arte de vivir. Unos más, otros menos; todos hemos pasado por estos momentos: cosas que no han sido, amores que se han mudado, sueños un tanto amañados, pérdida de seres queridos, pérdida de salud, pérdida de inocencia. Pérdida de vida. Y es ciertamente que en esta colección de experiencias que es vivir; están aquellas instancias que decidimos abrazar, como lo hicimos esta noche al reunirnos, pero indómita como ella es, la vida, tiene también aquellas instancias en las que no se nos da la posibilidad de opción; cosas  que se nos presentan de sopetón y sin anuncio obligándonos a sacar las mejores virtudes para intentar las mejores estocadas y vencer a fuerza de estar bien parados y con la espada lista, cualesquiera obstáculos hallen nuestros pasos. Los obstáculos digo, no son necesariamente nuestros enemigos. De ellos aprendemos, sacamos lecciones, y vamos armando ya no sólo la colección de experiencia, sino que nos adentramos en un terreno que antes de esta edad, resultaba un tanto prohibido: la sabiduría;  que es más que el arte de saber y más que el arte de vivir, es la capacidad de conjugar ambos de modo que nos de esa luz que necesitamos para vivir cada día.  No sé si lo han notado, pero es de noche y hay mucho sol ahora mismo, ustedes y yo juntos resplandecemos en la esperanza que renueva este encuentro.

En construir, reconstruir y desconstruir nuestra historia y nuestra histeria,  sabemos que reír y gozar son también experiencias inevitables  de esta trama multicolor que es la vida. Y por eso amigos míos, estamos esta noche aquí.  Porque nos seduce el alma el vernos, el reírnos, el demostrarnos a  nosotros mismos que los afectos son reales. Que la amistad importa, que los lazos cuentan.  ¡Cuán placentera es la vida en los momentos de felicidad, por brevísimos que fueran!¡Cuánta libertad y cuánta plenitud en los momentos alegres! Porque seamos honestos, en estos 25 años no siempre hemos ganado. También hemos perdido. Nos hemos de alguna manera, ido desgastando por dentro. Y esta noche se trata de nutrir esa parte de nosotros que a veces descuidamos, o que no atendedemos simplemente porla vida pasa. Y no hablo de hacernos egoístas, hablo de hacernos más nobles, más ciertos, mejores.

En la película el secreto de sus ojos, el personaje encarnado por Darín tratando de penetrar la mente de un homicida pregunta una y otra vez: ¿Cómo se hace para vivir una vida vacía? Y presento esta noche en este contexto, la respuesta, no tratando de resolver un misterio sino de más bien en animo de entendernos: Una vida vacía no se puede vivir, una vida vacía es de un tipo de muerte camuflada.
Cultivar, nutrir, evocar, celebrar es parte de ser, de estar vivos. Una vida nunca está vacía, siempre está poblada de recuerdos, presencias, ausencias, experiencias que nos llenan de combustible el alma, para seguir caminado por esta gesta que es la vida.

También estamos esta noche porque sabemos que la vida tiene tres tiempos: pasado, presente y futuro. Y que tal como dijo el poeta libanés, Kahlil Gibrán “la vida no retrocede ni se detiene en el ayer”. No; no se detiene en el ayer, pero si se alimenta del pasado. Una vida anclada en el pasado es imposible, una vida enfocada en el futuro es especulación sin garantías, es en el presente en que nos hallamos y somos. Pero vivir solo en el presente como hoy se proclama es un reduccionismo de satisfacción inmediata. Continuidades, así es como defino esta integración en el presente de lo pasado. Y no es poca cosa. Es decir, sabernos producto de una historia cuyo desenlace final tratamos de avizorar pero que indefectiblemente no podremos manipular. En otras palabras estamos aquí porque nos reconocernos finitos, deteriorables, contundentemente incapaces de recrear el pasado en otros y controlar el mañana. Estamos aquí, porque estamos vivos hoy, y no sabemos que será del mañana. 
Y es que ya fue dicho antes y cito:

Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada sucesobajo el cielo: Tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de derribar, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar; tiempo de lanzar piedras, y tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de rechazar el abrazo; tiempo de buscar, y tiempo de dar por perdido; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de rasgar, y tiempo de remendar; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de odiar; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

Así, sabiendo que estos son tiempos de nacer, plantar, curar, edificar, reír, bailar, abrazar, buscar, guardar, remendar, callar, amar y perdonar invito a que se unan a mí y levanten sus copas: Brindemos por una noche excepcional de recuerdos, amistad y vida.   No sé si lo han notado, ha oscurecido. Estamos casi a la medianoche, pero perdonen que insista, esta noche hay pleno sol para saciar el alma y alimentar risas: ¡SALUD! ¡Por la vida!

Tuesday, September 20, 2011

El futuro según la cuentera

Cuando yo sea vieja les diré a mis nietos, bisnietos y a sus amigos, y a toda aquella gente joven cuyos nombres no sabré pero que habrán de cruzarse a mi paso, a ellos les diré que la vida es linda. Y que Julio Iglesias tenía razón. Y si la memoria me da, con voz temblorosa, esta voz que supo decir versos en las plazas, dar discursos en actos públicos -sin micrófonos- y cuando hizo falta supo arengar al apático y al indeciso y simuló calma sobrenatural cuando presentó  irreverencias y sugirió cursos diferentes, quebrada por los años, pero intacta ante  los infortunios ylas esperanzas, cantaré bajito:

Ya ves que todo pasa,
quién diría
ya ves que poco queda por contar
apenas los recuerdos
momentos que no vuelven nunca más.
Y tal vez, a fuerza de unir corazones, la Negra Sosa, Facundo Cabral, María Elena Walsh y Don Ata inventen desde el más allá, nuevas estrofas para un mismo canto, que pondré por escrito para que las entonen generaciones nuevas. Canciones para quienes quieran alimentar verdades  y tolerancias. Y yo, cuentera vieja, también les diré que había una vez un grupo de cuerdos locos y que de tanto amar la vida allá por el  2011, decidieron juntar bajo el mismo cielo historias y esperanzas. Y les diré que fue una noche mágica. Me preguntaran ellos si fuimos muchos…haré una pausa...entonces, como buena cuentera vieja y con una gracia inusual que me habrán enseñado los años les diré:
Esa noche fuimos cientos. No recuerdo cuántos llegaron. Pero fuimos cientos... Lo esencial, después de todo,  había dicho Saint Exupery, es invisible a los ojos.

Sunday, September 11, 2011

Puro cuento

Cuenta la leyenda que casi al mediar la década de los ochenta  en las potestades de  los aires se liberó un hechizo que afectaba a jóvenes  de quinto año de una escuela muy popular situada en el histórico San Miguel de Tucumán.  Y nuestra promoción formó parte del encantamiento.
El presagio era simple, pero algo misterioso.  El conjuro sostenía:
 “Los lazos de amistad más fuertes serán, de todas partes llegarán, cada cual su alma tendrá que librar”.
Las dos primeras partes no necesitaban explicación. La tercera sin embargo, requería asistencia de especialistas. Entonces nos convocamos Cristina Juárez, Liliana Boloña, Mónica Cabral y Edith Triviño para descifrar el dilema. Mónica, elegida por su relación con la cábala y la buena onda. Edith porque encarnaba el cumplimiento de la primera y segunda parte de la profecía, ya que había venido de lejos (…de todas partes llegarán) y su amistad se había redoblado en esos días. Cristina, parte del equipo  por su  fe inquebrantable. Y Liliana porque podía mantener la cabeza fría aun ante las presiones más altas.
Cada quien hizo su investigación y su consulta. Y nos juntamos en lo de Pedro a descifrar el enigma.
“De todas partes llegarán” significa, pues, que es una generación esparcida como las estrellas por la infinidad del firmamento. Y significa también que vendrán quienes inicialmente no vendrían. Apuntó sin vacilar Liliana sosteniendo la mirada fija sobre las pupilas de Mónica.
La segunda en hablar fue Edith que largó sin titubeos que ‘llegarán’ era un expresión abierta al futuro y que no había que centrarse sólo en esta ocasión. Nos pareció lógico y nos agrandó las expectativas más allá de octubre.
“Cada cual su alma tendrá que librar” dijo Cristina quiere decir que cada cual tendrá que vencer obstáculos para llegar. A esto Mónica le agregó que ‘cada cual’ debía verse como una reflexión personal y que cada experiencia en la decisión de asistir al reencuentro sería única.
 “Su alma tendrá que librar”  tiene un doble sentido dije sin parpadear. Liliana me seguía de cerca cada palabra, ayudándome a decir la pura verdad. Parecía que con sus ojos pudiera leerme el alma y las ideas.

"Librar tiene un sentido interno y otro externo, y un sentido de liberar y de liberación. Todo eso se conjuga en un antes y un después  del reencuentro y todo el proceso implica el coraje de librar una batalla. En otras palabras, para que se logre el reencuentro, cada cual deberá batallar para desatar la posibilidad de sumarse. Y esto afectará lo más íntimo de las personas, por eso habla de alma".
Hubo una pausa brevísima. Como dejando al silencio sellar nuestro descubrimiento. Mónica, para variar, levantó ambos pulgares diciendonos, perfecto, me gusta, todo está en orden. Nos sentíamos diferentes por dentro. Estábamos por salir cuando llegaron Luis y Celina. Traían en las manos unos documentos que acababan de firmar para el festejo.
¡Viene Débora de Buenos Aires,  Cacho de Córdoba y Nancy de Ushuaia! dijo Luis con el entusiamo que lo caracteriza.
-Sí; sabemos-, dijo Liliana. "Saber" quería decir, intuir, adivinar, creer en el cumplimiento del conjuro.
-Y hay más- retrucó Edith, -sólo que está cada cual, librando su batalla-.

Los sobrinos de Pedro nos miraban entre callados y sospechosos de nuestra cordura y adultez. El más chiquito entre ellos, me preguntó si el resto del grupo eran mis mis hermanos. Iba a decirle que no, quise decirle que sí, entonces me acordé de lo lindo que es el castellano:

-Amigos, somos amigos, a veces es como ser hermanos...dije  articulando cada letra, como intentando grabarla en su mente.

El sexteto reía. "Los lazos de amistad más fuertes serán"... La profecía ya se estaba cumpliendo. Tal vez por eso, siendo los mismos, nos sentíamos diferentes.

Corría el 2011, y lo que les acabo de contar, si creés, no es puro cuento.

***************
Aquí ya se está empezando a ver una que otra hoja amarilla. Falta menos de un mes. Parece que va a estar haciendo calor por los pagos del Tucumán. De todas maneras siempre hace calor en Tucumán, no sería de asombrarse. Si seria de asombrarnos que no se cumplieran las profecías seculares que circulan por ahí.

Sunday, September 4, 2011

Días de arena y días de mar

Por Marcela A. Chaván


No puedo imaginar la secundaria y mi apellido sin signos de puntuación. “Chaván” a secas, no evoca nada. Pero ¡Chaván! ¿Chaván?  Y ¡Chavaaaán!  Claro que sí.
Victor Medina, para quienes lo recuerdan, solía decirme con esa voz grave, casi radial que tenía:
-La próxima vez que te llamen por el apellido preguntales si no quieren tu número de documento. Hay que acostumbrarlos a que están tratando con personas, no con reos.-
La idea me gustaba, pero había que tener la sutileza y el tacto refinado para una ironía de tal calibre. No me animaba porque sabía que al abrir la boca me saldría el tonito abiertamente hostil,  como iniciando una guerra. Además ya me habían advertido:
-A usted Chaván, esto del centro de estudiantes, le va a costar el año.-
 Así que no. Mejor no. Después de todo era divertido escuchar a los traviesos entonar con la música de la Pantera Rosa: “Chaván, Chaván, Chaván, Chaván, Chaván, Chaván, Chaván, Chaváán” cuando entraba a un curso. Y así podría ir a cobijarme en esa suerte de amparo que da la solidaridad entre bohemios y solitarios. 
La primera vez que vi a alguien entrar  mi curso para hablar a los estudiantes  fue entre abril y junio del 82. Eran dos chicas, de quinto…Dos, pero una sola era la que hablaba. Nos dijo algo sobre Malvinas, guerra, soldados, reclutas, frío, soledad, patriotismo, apoyo. Escribí una carta y dibujé una bandera y laureles los costados. Al centro, como tapando el sol, el perfil de un soldado. Firmé con mi nombre y apellido.  Otros mandaron chocolates y bufandas. Multitud de gente y banderas en la plaza de mayo, y una arenga que se hizo histórica: "Si quieren venir, que vengan".  Yo pegada al televisor consumía manipulación sin anticuerpos...

-¿Qué estás mirando?
-El patriotismo, papá. ¡Mirá la gente, impresionante!
-¡Chela! ¡Eso no es patriotismo!

Por supuesto que no lo entendí. No mucho se entiende a los padres a los trece. Menos un país. Eran días de arena.
Formábamos en el patio de central, rodeados por los de tercer año arriba y por los de cuarto al frente. Los de cuarto quedaban frente al mástil para la admiración de los de primero quienes veíamos en ellos nuestra proyección, el cómo podríamos ser en unos años: chicas con cabello teñido, rizos escandalosos, reflejos estridentes, varones de pelo largo, más bien un poco crecido, el nudo de la corbata desbaratado, con barba de media noche insinuando una masculinidad  que literalmente les afloraba en los poros. Ellos habían reemplazado "la perdida perla austral” con “la gloriosa perla austral” en la canción de Malvinas, y ponían la mano en el pecho al cantar, gesto que tendíamos a imitar con cierta timidez, mirando de reojo a ver si la del lado hacía lo mismo…. Días de arena.
Desde entonces lucho por recuperar la fe en liderazgo argentino, y que se nos reveló tan abruptamente con tantas variables, variantes y versiones cerca de un 14 de junio, cuando  vencidos oficialmente, se  vino en picada en régimen militar y se publicó "Nunca Más" para vergüenza mundial.  Días de arena.

Luego vino la democracia y al tiempo, el juicio a la junta y luego los indultos. Los paros y los carapintadas. ¡La mano de Dios, y ganarle a los ingleses! La Tablada y la hiperinflación del 89.  El 1x1 y el efecto Tequila. Cabezas, Yabrán y no los voy a defraudar. El corralito y el cacerolazo. Cromañón y Candela. Y esas ganas de gritar que te devuelvan el país y las esperanzas. Para colmo, River en la B, Independiente con mala racha. Y en medio de eso, levantar la frente en alto y ser. Florecer en pleno desierto. Días de arena.
En el 2001 cuando estalló lo De la Rua, había un comercial con la bandera argentina que decía algo así como: "Mirala y decile que no la querés". El comercial me provocaba: querer en relación a la patria traía, para mí,  temas muy manoseados. Temas con los que venía forcejeando ya por años a cuesta de vivir en un auto exilio, con todos los intercambios -pérdidas, ganancias, préstamos y adopciones-  que eso implica. Temas de nuestra historia. Y digo "nuestra" porque una se puede ir del país, pero el pasado ligado al suelo de la infancia no conoce otro lugar que el alma misma y es allí donde radica, generalmente como recuerdo, como evocación distante pero muy real. Tiende a diluirse, a olvidarse, a desvanecerse. Pero está.  Como los caleidoscopios que vendía  Ta Te Ti, he descubierto que con las vueltas de la vida podemos tomar diferentes formas y ser. Y que hay cuestiones históricas que amplían decisiones, confirman destinos, liberan rumbos y fomentan andanzas. Seguridad, patria, oportunidad, carácter federal, poder, ley, transparencia, terruño, proyecto de país, gobernabilidad, futuro, familia, ideologías, oposición,  comunidad, pasado, economía,  dirigencia, identidad, valores, nacionalidad, lealtad, justicia, corrupción...Puertas o cadenas, los veinte y pico ardían en mis venas y me fui. Días de arena.  Caleidoscopio y crucigrama. Y el arte de florecer en pleno desierto.

"Mirala y decile que no la querés", es una pregunta incompleta, manipuladora. La que fui y soy, no puede reconocer sentimiento patrio en abstracciones fundamentales para el desarrollo y realización del ser humano. La que subscribe, con nombre y apellido, entiende patria en los afectos. Por eso puedo reconciliar tensiones y pertenecer. Por eso voy a cruzarme el continente para verlos en octubre. Porque rehúso a ignorar continuidades que nos hermanan e identifican hiladas por el amor y el azar. Y porque hay algo mágico en el ver y vernos. No de casualidad, la corona final del cristianismo es la promesa a sus fieles de ver cara a cara a Jesús en gloria. Los que secuestran y extorsionan también saben esto, sus amenazas y advertencias casi siempre incluyen el "volver a ver", "ver con vida"  al ser querido. Y para vernos tenemos que ser al menos dos. Por eso voy. 
-¿Y a usted le parece bien, eso, Srta. Chaván? ¡Que las mujeres jueguen al fútbol!-
-Me parece bien, dije, que celebremos la alegría que nos da esta etapa, que festejemos ser estudiantes.
-Ay Chaván, por favor, no me haga reír- Tiene toda la vida para festejar ser estudiante con jueguitos, debería hacerlo de un modo más productivo, más adecuado.
Mentira. No sé vos. Trabajo desde los catorce y jugar de vez en cuando, viene bien. Y por eso también voy. Porque me sobra obligación y me faltan descansos y porque anticipo la alegría de encontrarme conmigo misma -que es encontrame en vos- en la pausa y en la risa, ocasión imperdible para saciar con un minuto de mar, interminables días de arena.

Friday, August 26, 2011

Retrato de Claudia, la otra Claudia.


"No me gusta cuarto año"- me decía con esos inmensos ojos azules mirando las lonjas de madera vieja que nos servían de piso. Parquet, decían los que sabían. Madera vieja para los menos doctos en el tema. Tenía los dieciséis frescos y le escribía poemas a un ex novio, Andrés. Andrés se había convertido en promesa y fracaso del idilio ambos al mismo tiempo, y de alguna manera nos servía de advertencia: el amor podía continuar a pesar de las desavenencias y los desaires.
Dice Claudia que la vida no le ha sonreído. Lo dice sin pena, sin alterarse. Tiene paciencia y cautela grabadas en la mirada y una especie de fatalismo práctico que se le escapa en la voz. Dice que es porque es capricorniana. No sé.  Creo que no es cuestión del mes, más bien cuestión del alma.
-Es incurable-  me dice con esa misma paz con la que me cuenta que nunca pudo ejercer su profesión porque le partía el alma dejar a la gente en la calle. Me explica que la esclerosis múltiple además de incurable es progresiva y mantiene el tono sereno en la voz, como si mil mariposas se parasen sobre los verbos y las pausas que hace al hablar.  El, su pareja,  tiene esclerosis múltiple. Ella tiene la intuición para sobrevivirla.
La escucho cautivada por esa simpleza con la que pone en media hora casi cuatro décadas de vida. Se le enciende la voz cuando habla de Pablo. Pablo es el mayor, el único, y según sus palabras, la luz de sus ojos.  Vende, inventa, lucha, sigue, no se cansa. Luce, despampanate unos aretes hechos por ella misma. Martillera de profesión, artesana por decisión. Artífice de esperanza. Exhala la última bocanada de nicotina y asienta:
-Yo voy a dar batalla, porque creo en el amor, lo demás está en manos de Dios- me dice como sentenciado su estilo de vida-. Hace siete años que se fue mi mamá. Y sólo un año mi papá. Ellos me cobijaron y me dieron el aliento para salir adelante. Perderlos me hizo muy mal, pero ya estoy saliendo, y yo voy a luchar.
Miles de ideas como dardos vienen a mi mente. Conceptos nada fáciles como fe, milagros, esperanza, resignación, sanidad, ciencia, incurable.  Su relato traía ecos de una conversación entre Gisele y yo hacía más de una veintena de años atrás:
-"No me gusta cuarto año...los padres se mueren," me decía. Los padres se mueren había dicho como si la muerte no fuera parte de la ecuación de nuestra propia existencia. Y no. No lo era, teníamos dieciséis frescos años y la muerte era algo que les pasaba a otros. Ahora ya no. Era algo palpable que nos sacudía de vez en cuando, y a veces seguido. Algunos ex compañeros que hoy me leen, saben de lo que hablo. Liliana, Luis...Ellos despertaron a estas realidades taciturnas en épocas en las que hacíamos corazones en el pupitre dejándonos absortos de impotencia. Y no sabíamos cómo consolarlos.  Lo mismo que las camionadas de dolor que descubrimos luego. Dolor que se cuela entre el alma y los sentidos. Dolor que se extiende sobre nuestros días arrugándonos el sol. Y paralelo a él, el arte sobreponerse y vencerlo, de no dejar que lo conquiste todo, sin saber muy bien como, casi por instinto, declararle guerra, robarle terreno y recuperar de sus garras la riqueza que tenemos, esa que nos da la esperanza y que se nos regala diariamente en la Vida. Como cuando se nos fue Albita en los mismos albores de un reencuentro soñado y nos quedamos todos mudos y nos unimos en un suspiro místico, internacional. Y entendimos, sin hablar justamente eso, que la vida es un soplo, que los afectos son importantes, que el dolor es real. Que no sólo los padres mueren,  que el amor, a veces también se acaba,  y que otras veces crece como enredadera y como sauce,  que únicamente se es con otros, en prosperidad o adversidad, que hay cosas tristes, duras que nos pasan y que son las relaciones las que sostienen y cuentan. 
Claudia representa esa obstinación por la vida, encierra una fortaleza que la impulsa sobre el dolor y lo supera, como aliándose a la adversidad. Y no creo que sea porque  es capricorniana. Creo que un Dios grande la sostiene soplándole estrellas que le iluminan el paso.
-Es progresiva- insiste sin ansiedad. Pero no importa, mis sueños son progresivos también y la esperanza que abrigo es infinita.
He visto, bajo sus pies, un par de estrellas de alba y nácar.
***
Se llama Claudia Barrojo y estudió con nosotros en la Normal. No tengo recuerdos particulares con ella, pero no importa, nos une el sabernos parte de la misma historia.  Y nos veremos en octubre para celebrar la vida, junto a vos y a otros que leen este relato.
Claudita A., Monica C., Claudia Barrojo, y Silvia O.